Ninfa Herrera emprendedora del departamento del Caquetá
Ha encontrado en el emprendimiento la manera para proteger la cultura de su pueblo Murui Muina o Uitoto, en el Caquetá. Ella y su familia llegaron desde su resguardo, en el municipio de Solano, que colinda con el Amazonas, hasta la capital del departamento, desplazados por la violencia.
Por su cultura, siempre estuvo interesada en participar en las reuniones de la región para trabajar en favor de las comunidades e, incluso, llegó a convertirse en gobernadora indígena y constituir, en el municipio de La Montañita, su propio cabildo, al que denominó K+g+fene Murui Muina, o ‘Gente de Centro’, y allí cimentó la creación de un emprendimiento gastronómico para proteger su pasado: un restaurante en el que prepara comidas ancestrales y donde muestra artesanías típicas de su pueblo, el cual funciona en Florencia, la capital del Caquetá.
El Espacio Cultural Ancestral y Gastronómico, nombre de su emprendimiento, se caracteriza por ofrecer una atención
especializada a sus clientes, nacionales y extranjeros, haciéndoles una pedagogía sobre su pueblo, explicando los ingredientes de esta cocina que Ninfa se propuso rescatar con la ayuda de su familia, principalmente de su hija Valeria, quien administra este negocio, formando así una nueva generación que trabaja en la conservación de un legado milenario.
De acuerdo con Ninfa, su objetivo es “compartir su cosmogonía y llevar nutrición como una misión para cuidar la vida desde lo que se consume”. Proteger su identidad cultural alrededor de la creación de empresa le ha permitido mejorar sus condiciones de vida y las de su familia, quienes no sólo están involucrados en el negocio, sino que también se sienten orgullosos de su herencia indígena.
Como ella, más de 4.000 emprendedores y microempresarios, 74% mujeres, ubicados en 76 municipios afectados por la violencia y la pobreza, hacen parte del programa Empropaz, liderado por Bancamía y USAID, a través del cual han recibido formación especializada para el emprendimiento y fortalecimiento empresarial, así como acompañamiento para el desarrollo social y comunitario, además de hacer parte de las casi 110.000 personas que acceden a productos y servicios financieros en estos territorios en condiciones especiales, como parte de un componente de finanzas productivas e inclusión financiera.
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