La huella que nos dejo los olímpicos no fue de carbono


Por: Sofía Murcia - Coordinadora Proyectos especiales de Bogota Covention Bureau
Londres, ciudad anfitriona de los pasados Juegos Olímpicos 2012, empezó su camino hacia el éxito en el 2003 compitiendo con 8 ciudades aspirantes a convertirse en sede de tan importante evento: París, Madrid, Nueva York, Moscú, Leipzig, Rio de Janeiro, Estambul y La Habana, hicieron parte de este abanico.
Luego de evaluar requisitos como apoyo político y social, la Villa Olímpica, el transporte, seguridad, experiencias pasadas, finanzas, lugares deportivos y alojamiento, entre otros aspectos, el Comité Olímpico Internacional aceptó como candidatos a Paris, Madrid, New York, Moscú y Londres, esta última con una media por encima del puntaje requerido.
Paso a seguir, el Comité realizó visitas de inspección a cada uno de los destinos y el 5 de julio de 2005 designó a la capital de Inglaterra como sede de los XXX Juegos Olímpicos 2012.
Pero ¿Qué prometió la ciudad por encima de las demás? El Lower Lea Valley, un parque olímpico a la altura de cualquier evento de talla mundial; la capacidad de transportar 240.000 personas por hora desde el centro de la ciudad hasta el este, donde estaría ubicada la Villa en un mecanismo llamado “la Jabalina Olímpica”; la posterior transformación de dicho espacio, en un lugar dedicado a la medicina de rehabilitación para los deportistas; el mejoramiento del metro; una gran influencia del equipo londinense en el ente decisor y muchos otros valores que determinarían su éxito ante París, gran favorita del comité.
Londres 2012, dejó clara su propuesta de sostenibilidad a través de 5 ejes estratégicos: el cambio climático, inclusión, biodiversidad, vida sana y basura. Por primera vez en la historia de los juegos Olímpicos, se compromete a hacer un estudio de la huella de carbono del evento, y construye el complejo multideportivo con un 90% de materiales reciclados de la demolición de otros edificios.
Otro aspecto de gran trascendencia fue la construcción del Parque Olímpico, levantado en un terreno que por muchos años estuvo dedicado a la industria, incluyó la siembra de zonas verdes, 120 mil plantas con más de 200 especies provenientes del mundo y 300 mil plantas de humedales, creando un hábitat que será permanente para varias clases de aves migratorias.

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