TRAS LA RUTA DE LAS MILONGAS Y LOS TANGOS

Jenny González y Camilo Perea se consideran “moteros”, apasionados por las motos, que en su recorrido de 16.500 kilómetros por 5 países se gozarán Suramérica.
De los 23 millones de colombianas solo el 0,0001%, unas 23 chicas, planean y se atreven a realizar un viaje en moto hasta Argentina. La periodista Jenny Alexandra González Fandiño hace parte de ese grupo de aventureras que con mochila al hombro partirá el 1 de enero de 2012, en un recorrido de 8.250 kilómetros para ver la Patagonia.
Jenny y Camilo, ambos comunicadores sociales y periodistas, se consideran “moteros”, apasionados por las motos, por lo que desde hace varios meses iniciaron consultas para viajar en su Scooter Downtown 300i, una Auteco Kymco, por las mejores vías de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina; a la cual por seguridad le deben hacer cambio de llantas, ya que existen tramos demasiado duros… cualquier comparación con Colombia es pura casualidad.
Entre otras medidas de seguridad, estos viajeros llevan las chaquetas que decidió patrocinar la empresa colombiana Tech4riders, quien creyó en esta aventura y se aseguró de entregarles lo mejor en moda, seguridad y tecnología a estos osados pilotos colombianos.
Cada una de las chaquetas cuentan con un airbag, la mágica bolsa que se abre mediante un sistema activado por los cartuchos de gas comprimido y la bolsa de aire propiamente dicha, en caso de que el conductor o el pasajero sean arrojados de la Scooter, protegiendo sus órganos vitales. Además cuentan con protección antifricción en espalda, hombros y codos.
Jenny y Camilo también irán equipados gracias a Tech4riders de unos cascos Superskin, con membrana anti-rotación los cuales reducen la rotación de la cabeza hasta en 50% y absorben la energía de los impactos en 67% más que los cascos convencionales; una alta tecnología que ellos se merecen por ser la más segura del mundo.
No obstante, estos dos aventureros tienen claro que su Auteco Kymco Scooter Downtown 300i, no debe salir de Colombia sin un cambio en la correa de transmisión y por supuesto en una de sus maletas una de repuesto, al fin y al cabo son 16.000 kilómetros de ida y vuelta para que puedan llegar a los destinos programados y lograr que Jenny disfrute de aquella gastronomía que anhela de naciones como Perú y Chile y Camilo se tome el vino tinto que desea, para lo cual comenzó a leer y a entender la diferencia entre un Carménère y un Malbec.
Jenny acaba de aprender que cuando pase por Buenos Aires alguien le va a hablar de los tamangos que lleva en su maleta, pero está tranquila porque sabe que se trata de sus zapatos y que quien se dirija a ella con esos términos le habla en lunfardo, la lengua de las barriadas. Barriadas donde nació el tango y la milonga, que de seguro bailará, porque antes de irse dijo “por donde pase disfrutaré al máximo de lo que vea y aprenderé lo mejor de las culturas que visitemos”.
Esta hermosa pareja ya ha calculado que subirán a montañas tan elevadas donde el frío les hará engallar sus cuerpos con ropa que les permita soportar estas temperaturas y avanzar sin problemas los 610 kilómetros diarios programados que deberán recorrer, ya que tienen un mes para su retorno a la capital de Colombia: Bogotá. También son conscientes que se encontrarán con el calor austral de comienzo de año, un verano que les hará dejarse en pantaloneta y remera (camiseta).
Su paso por Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina quedará registrado, ya que un grupo de amigos que les seguirá en Colombia, serán los encargados de contar paso a paso su travesía por la ruta de los Andes suramericanos y alimentar su página llevando el récord de una osada pareja colombiana que parodiando al Caballo Blanco “salió un jueves a la madrugada, con la mira del llegar al sur”.
Se creería que este tipo de aventuras sólo está destinada para los hombres a quienes es más común ver montados en estos caballitos de acero y rodando de continente a continente. Sin embargo, hoy día estas bellas y femeninas diosas, continúan atesorando su delicadez, arriesgada fuerza y empuje sobre estos vehículos de dos ruedas que sin lugar a dudas evidencian que mujeres como Jenny González liberan al gremio de aquellos prejuicios de ignorancia.
Este es el recorrido de Camilo y Jenny, el cual va orientado a la ruta de las milongas y los tangos, aunque en sus morrales llevan vallenatos y cumbias para compartir con los hermanos suramericanos que con seguridad les tenderán a mano, como se la puede tender cualquier persona que quiera aportar un par de llantas, un termo de bebidas, unas mantas bien calientitas, o lo que se les ocurra.

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